Un rincón lleno de fantasía y color, pensado para que los más pequeños jueguen, imaginen y vivan aventuras cada día. Este mural convierte el patio de la escuelita en un espacio alegre y acogedor donde todo invita a soñar.
En la pared frontal, la más visible, aparecen unas figuras que transmiten amistad, alegría y cariño. El muro lateral, de ladrillo rugoso, se resuelve con un diseño más sencillo pero perfectamente integrado en el conjunto.
La escena se completa con pequeños detalles: figuras de papiroflexia, aves y animalitos que evocan la naturaleza y que siempre encantan a los pequeñines. La paleta cromática combina tonos claros y pastel que aportan amplitud y luminosidad, con pinceladas de azul, rojo y púrpura que suman ritmo y energía sin perder la armonía.