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Cinco trucos para pintar un mural sobre ladrillo

Algún cole se ha preocupado porque sus paredes son de ladrillo y no saben si un mural quedará bien sobre este material. ¡Y claro que sí! Aquí construir en ladrillo es deporte nacional, y no seré yo quién le haga ascos. No es tan cómodo como pintar una pared lisa, y desde luego es mucho más laborioso, pero no sólo es posible sino que además quedan muy bonitos:

Después de haber pintado muchos murales sobre ladrillo, he pasado por todas las etapas: de la angustia al ver que aquí la pintura salpica descontrolada hasta aceptarlo e incluso disfrutar del proceso. Ahí va mi experiencia y mis trucos para no desesperar:

1. Preparar bien la pared con imprimación blanca. El ladrillo es un chupa-pintura: oscuro, rugoso, con mucha porosidad y mucho relieve. Con esta primera capa cierro el poro, nivelo un poquito la pared y aporto luminosidad. Así después el pincel desliza mejor y los colores lucen vibrantes desde la primera mano.

2. Usar buen material. Si no, a las cuatro pasadas pinceles y rodillos se despeluchan y olvídate. Siempre merece la pena invertir en calidad, pero más aún en este tipo de paredes. Yo utilizo siempre los de Nespoli, que aguantan lo que les eche, y limpiándolos bien me suelen durar casi un año.

3. Adaptar el diseño. No es lugar para filigranas: un diseño con elementos grandes y colores planos es lo más efectista en estos muros. Los detalles pequeños se pierden e incluso pueden llegar a dar un aspecto sucio. Mucho mejor dejar que la estructura tan característica sea protagonista y forme parte del conjunto. También queda muy bonito dejar partes con ladrillo a la vista, efecto no podemos conseguir con paredes de hormigón o pintadas con anterioridad.

4. Aprovechar los ladrillos para medir. ¡Que no todo van a ser inconvenientes! Al pasar el diseño a gran escala, es genial olvidarse del metro y contar en ladrillos. También de la regla pues ya tenemos las líneas marcadas.

5. Ser paciente. Un mural se acaba cuando se rellena hasta el último poro de la pared, no antes. La pared siempre impone sus tiempos y con ladrillo por medio ese tiempo suele ser más del previsto. Aquí no valen las prisas, así que calma. A veces es tedioso, pero no hay mejor ejercicio de mindfulness. Yo suelo aprovechar todas esas horas de trabajo mecánico para escuchar podcast (éste de Nuria Pérez es maravilloso) o audiolibros, (que me han cambiado la vida y no exagero!). O simplemente para estar concentrada y en silencio, y feliz.

Podéis ver todas las fotos de todos estos y más coles aquí.

Y si estáis pensando en convertir esa pared de ladrillo en un espacio lleno de sentido y color, no dudéis en escribirme: hola@azulpatio.com

Muchas gracias y hasta pronto,

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