Dos patios inspirados en la serenidad del mar y la frescura de la naturaleza, con un diseño diáfano que transmite calma y armonía y favorece una lectura clara y agradable para los peques. La primera parte evoca el mar con barquitos de papel y elementos marinos, y una segunda representa un entorno natural con guiños a la identidad de la Comunidad Valenciana.
En ambos espacios aparecen niños y niñas en actitudes amables y divertidas, realizando gestos sencillos como plantar una semilla o regar una planta, simbolizando el respeto por la naturaleza, la paciencia y el valor del cuidado. Los frutos naranjas y limones en algunos árboles hacen un guiño a la identidad de la Comunidad Valenciana.
Para la fachada, que tiene dos puertas, hemos diseñado un conjunto tranquilo y armónico y utilizado la misma paleta de colores del interior, para que toda la escuela tenga un aspecto unitario.Cada puerta tiene su propia personalidad: un juego de lápices en la primera, que conecta de forma sencilla y divertida con la esencia de la escuela, y elementos naturales y paisaje sencillo en la segunda.
La paleta cromática es paleta armónica y tranquila, con tonos amables y dulces. Hemos prescindido de los rojos para evitar un efecto demasiado vibrante y, en su lugar, hemos optado por magentas y lilas que añaden serenidad. Los toques de amarillo y naranja aportan alegría de forma equilibrada, mientras que los blancos presentes en margaritas, barquitos y otros detalles multiplican la luz y la sensación de amplitud.